

Cuando la atmósfera recibe fuertes dosis de óxidos de azufre y nitrógeno, estas sustancias se suelen convertir en ácidos como el sulfúrico. Permanecen en la atmósfera y se mezclan con el vapor de agua, las gotitas de lluvia o de nieve. Al caer, estas penetran en el suelo y afecta a las raíces de los árboles, al tiempo que sus hojas van siendo afectadas directamente por la propia precipitación de las gotas. A la larga se ven afectadas una gran cantidad de especies de flora y fauna , por supuesto el propio ser humano.
En las imágenes podemos ver zonas totalmente debastadas por este fenómeno.